Ahora que no nos oye nadie. Lo de la planificación anual es una gran farsa.
Entre lo que tenemos en mente y el tiempo del que disponemos siempre suele existir un desfase importante.
Súmale ahora que no somos especialmente hábiles a la hora de calcular cuanto tardarán nuestros jugadores en adquirir los conocimientos que queremos transmitirles (casi siempre es más de lo que imaginamos).
Y a esto hay que añadir que el uso que hacemos del tiempo de las sesiones semanales no es siempre el más provechoso.
¿El resultado? Lo que escribiste en el Excel a principios de Agosto termina por no parecerse en nada al trabajo que has realizado durante la temporada.
Estos son algunos de los problemas con los que nos enfrentamos los entrenadores a la hora de distribuir el trabajo en el calendario.
En el artículo de hoy voy a centrarme en uno de ellos en concreto, como es el óptimo aprovechamiento del tiempo de entrenamiento.
Sacarle todo el jugo a los minutos disponibles puede marcar una gran diferencia en el progreso de los jugadores en edades de formación.
Y aunque como entrenadores siempre sentiremos que nos falta tiempo para desarrollar todo el trabajo que queremos llevar a cabo, al menos podremos estar más cerca de los objetivos iniciales que si no nos hubiésemos preocupado por este tema.
No todos los minutos son iguales
De lo primero que hay que tomar conciencia es de que, aunque todas tus sesiones tengan una misma duración – pongamos que 90 minutos -, el aprovechamiento que se hace de cada una de esas unidades de tiempo es muy diferente. Por eso digo en el subtítulo de esta sección que no todos los minutos son iguales
Los minutos que empleas en la organización de un ejercicio no tienen el mismo valor que aquellos en los que los jugadores están realizando el ejercicio en sí.
E incluso dentro del tiempo empleado en la realización de dicho ejercicio, puede que no todos los participantes estén haciendo un uso óptimo del tiempo.
Si a la hora de distribuirlos sobre la cancha, has organizado la tarea de forma que solo estén trabajando simultáneamente un porcentaje de ellos mientras los otros esperan su turno, la utilidad de ese ejercicio será menor que si los mantuvieras a todos ocupados.

Por eso los manuales de Metodología establecen conceptos diferenciados, tales como Tiempo Útil, Tiempo Útil Motriz o Tiempo Empleado en la Tarea.
No es mi intención sumergirme aquí en tecnicismos ni tratar de elaborar un tratado sobre una materia en la que no soy experto, pero sí creo que, para tomar conciencia de lo importante que es una buena organización del tiempo a la hora de optimizar las sesiones, es necesario tener al menos una idea de estos conceptos.
Si tomamos como marco los 90 minutos de la sesión, el Tiempo Útil es aquel que comienza a contar desde que se inicia la sesión hasta que finaliza.
El Tiempo Útil Motriz es el número de minutos que los jugadores se encuentran, efectivamente, realizando algún tipo de actividad motora (están en movimiento).
Y finalmente, el Tiempo Empleado en la Tarea es aquel en el que los jugadores están realizando la tarea concreta que se pretende mejorar en cada ejercicio.
Con un ejemplo se verá más claro. Si comienzas la sesión con 5 minutos de retraso porque los chicos salen tarde de cambiarse, tu Tiempo Útil ya no es de 90 minutos, sino de 85.
A esos 85 réstale todo el tiempo que pasan escuchando las explicaciones, la organización de los ejercicios, y los descansos en el transcurso de éstos. Lo que te queda es el Tiempo Útil Motriz.
Y por último, para saber cual es el Tiempo empleado en la Tarea, toca restarle todo aquel que, aunque resulta en movimiento del jugador, no está destinado al fin previsto.
Por ejemplo, si organizas un ejercicio de tiro, habrá jugadores que reboteen y pasen, no solo tiradores. En este caso, aunque los que rebotean y pasan estén realizando una tarea, no es la que está definida como objetivo. El Tiempo empleado en la Tarea sería aquél que los jugadores pasan ejecutando la acción que queremos trabajar (el tiro).

Ideas para un mejor aprovechamiento de las sesiones
Creo que con esta exposición inicial ya habrá quedado bastante claro que nuestra pretensión debe ser que el grupo pase la mayor parte del tiempo de la sesión realizando aquellas tareas sobre las que queremos trabajar. Y como objetivo secundario, que pasen el mayor tiempo posible realizando cualquier actividad motriz.
Con algo de suerte, el tiempo dedicado a las tareas planeadas ocupará un 25% del total, que para un entrenamiento de 90 minutos apenas son 22.
Eso no quiere decir que el resto del tiempo no tenga utilidad. Como ya hemos visto, hay otro tipo de aprovechamiento del tiempo que no está directamente relacionado con las tareas planeadas.
Lograr un incremento en el tiempo dedicado a la tarea, que como mucho va a ser de un par de minutos o tres por sesión, puede que no parezca gran cosa, pero al hacer números la percepción puede ser muy distinta.
Por ejemplo, un incremento de 1 minuto por sesión en las tareas de tiro, suponiendo que se ejecutan a un ritmo de un lanzamiento cada 2 segundos son 30 tiros por sesión.
Si son 3 sesiones semanales en las que arrancamos ese minuto de tiempo dedicado a la tarea, tus jugadores realizarán un extra de 90 tiros por semana. Suponiendo que fueses capaz de optimizar todas las sesiones del año, para obtener ese minuto extra, esto supondría cerca de 4000 lanzamientos más en toda la temporada.
No se lo que opinarás al respecto, pero yo creo que en categorías de formación, realizar 4000 lanzamientos más en un año puede suponer una notable mejora de ese fundamento.
Por lo tanto, si queremos obtener estos resultados hay que buscar un mejor aprovechamiento de las sesiones. Y éste pasa por minimizar las pérdidas de tiempo y todas aquellas situaciones en las que los jugadores están parados, sin realizar ningún tipo de esfuerzo físico ni intelectual.
Quiero remarcar esto último porque el conocimiento del juego no requiere actividad física, pero sí atención. Es decir, una charla táctica en la que los jugadores aprenden conceptos o revisan en vídeo los errores cometidos en el partido anterior puede no exigir esfuerzo físico, pero desde luego, sí requiere esfuerzo mental.
Sin más preámbulos, vamos ya con una serie de consejos para lograr el objetivo mencionado: sacar el máximo rendimiento del tiempo en tus sesiones.
1) Organiza la sesión de forma inteligente
Un porcentaje muy elevado del éxito de una sesión corresponde al modo en que la organizas. Los entrenamientos deben planificarse meticulosamente, no basta con poner una sucesión de ejercicios para rellenar el tiempo.
Es fundamental tener en mente que los jugadores deben permanecer inactivos el menor tiempo posible. Con esta premisa, trata de encajar los objetivos del entrenamiento por medio de ejercicios en los que los jugadores estén en movimiento la mayor parte del tiempo, y si puede ser, realizando tareas que tengan un impacto en la mejora de sus fundamentos.
Si tienes una idea del número de jugadores con los que vas a contar (que sería lo deseable) puedes ser mucho más preciso en el diseño de la sesión, de lo contrario necesitarás ser más flexible y disponer de un ramillete de ejercicios entre los que elegir dependiendo de cuantos sean los que asistan.
Es decir, si tienes pensado entrenar tiro, pero desconoces con cuantos jugadores vas a contar, no basta con preparar un ejercicio. Necesitas preparar alternativas para que, llegado el caso de que no puedas realizarlo por no contar con el número adecuado de jugadores para llevarlo a cabo, no haya jugadores que se queden parados esperando su turno.

2) Convoca a los jugadores con suficiente antelación
Esos 5 minutos que se pierden al comienzo del entrenamiento porque los jugadores tardan en cambiarse y salir a la pista pueden evitarse convocándolos con margen suficiente.
En teoría, 15-20 minutos antes de entrar a la pista debe ser suficiente para que, incluso si alguno se retrasa, tenga posibilidad de prepararse.
Eso sí, deja claro que el margen se concede sobre la hora de convocatoria, no sobre el momento de comenzar el entrenamiento. Si a la hora señalada alguno no está listo para comenzar debe aplicársele la norma que haya prevista para estas situaciones.
3) Da al calentamiento una utilidad práctica
Si existe la posibilidad de calentar antes de entrar a pista, mejor que mejor, pero, con independencia de que sea o no posible, lo importante es aprovechar este periodo para algo más que acondicionar el cuerpo para el esfuerzo.
Los jugadores pueden y deben emplear este tiempo en practicar alguna habilidad. Puede ser dribbling con la mano débil, pase (con o sin oposición) o manejo de balón en general.
Esos cinco minutos que los jugadores trotan sin hacer nada más pueden ser de mucha más utilidad si planteas un propósito. Piensa en ello como parte del diseño del entrenamiento y utiliza esos minutos para mejorar sus capacidades técnicas.
4) Ten preparado el material de trabajo
Cualquier material que vaya a emplearse durante la sesión debe tenerse a mano antes de comenzar. En el periodo en que los jugadores se cambian debe prepararse todo aquello que se vaya a utilizar durante la sesión (balones, conos o cualquier otro elemento).
El material debe estar preferentemente cerca del medio campo, para que, sea donde sea que se ejecute cualquier ejercicio, pueda accederse a él con la máxima rapidez posible.
Además, no debe esperarse a la explicación de un nuevo ejercicio para su colocación sobre la cancha. Mientras se realiza un ejercicio el entrenador ayudante debe encargarse de situar el material que será usado en el siguiente (siempre que sea posible ubicarlo sin interferir el desarrollo de la tarea)
5) Sé directo y conciso en las explicaciones
Es importante elegir bien las palabras para transmitir correctamente la información de forma que se entienda pero sin extenderse demasiado. Básicamente se trata de explicar la dinámica a seguir en el ejercicio y el objetivo que se pretende lograr, dejando claro qué es importante y qué no lo es.
En lo que se refiere a explicaciones tácticas es evidente que requieren de un tiempo más prolongado, pero si vas a explicar ejercicios, no deberían emplearse más allá de 30 segundos en dar la información, especialmente si se acompaña con una demostración práctica.

6) Maximiza los recursos a tu disposición
Esto se conecta directamente con el primer punto, pero no está de más volver a incidir en ello. Sabiendo los recursos de que dispones (balones, jugadores, material y canastas), hay que tratar de sacar el máximo partido.
Por ejemplo, si en el campo en el que entrenas hay canastas situadas en los laterales, trata de repartir a los jugadores en todas ellas para lograr un mayor número de repeticiones del ejercicio por parte del jugador, y así aumentar el tiempo dedicado a la tarea.
O si en la disposición del ejercicio hay demasiados jugadores que permanecen inactivos y tienes suficientes balones, haz que realicen un ejercicio de dribbling o de pase mientras no están involucrados directamente.
En este sentido yo soy muy partidario de plantear ejercicios en circuito, porque evitan que los jugadores estén sin hacer nada, y además facilita el entrenamiento de distintas habilidades.
7) Corrige sin interrumpir
Las correcciones deben tratar de hacerse siempre dentro de la dinámica del ejercicio. A no ser que el error sea generalizado y se haga imprescindible detenerlo para aclarar algún malentendido en la explicación del mismo, lo ideal es que al jugador se le corrija de viva voz mientras la ejecución del grupo sigue activa.
Si la corrección requiere de una explicación más detallada, se aparta al jugador y se le explica con más calma qué es aquello que está haciendo de forma incorrecta. De este modo no interferimos en el trabajo de los demás y aprovechamos mejor el tiempo.
8) No introduzcas ejercicios nuevos con mucha frecuencia
La variedad en los ejercicios es positiva para evitar la rutina y el aburrimiento, pero tiene un lado negativo, y es que obliga al jugador a hacer un esfuerzo suplementario para asimilar el funcionamiento del mismo.
Cada vez que se explica un ejercicio nuevo se dan pautas acerca de como deben moverse los jugadores, qué deben hacer y cual es el objetivo.
Si cada semana se introducen nuevos ejercicios en las sesiones de entrenamiento, gran parte del tiempo disponible se perderá entre las explicaciones y el tiempo necesario para que los jugadores lo realicen de forma correcta.
Por lo tanto, lo ideal es contar con una base de ejercicios habituales que los jugadores identifiquen por su nombre e ir añadiendo algunos nuevos ocasionalmente.
9) Trata de evitar ejercicios demasiado complejos
El mismo razonamiento que en el punto anterior aplica aquí. A veces los entrenadores nos dejamos deslumbrar por ejercicios visualmente muy llamativos, pero que tienen un alto nivel de complejidad.
La realidad es que, lo que importa en un ejercicio es el objetivo con el que se realiza, y el hecho de que sea más o menos «bonito» es completamente irrelevante.
Cuando los jugadores tienen que pasar demasiado tiempo entendiendo las rotaciones o la dinámica del ejercicio, o cuando éste incluye demasiadas acciones diferentes corremos el riesgo de que pierdan el foco de lo importante.
Además de que muy probablemente, siempre habrá jugadores a los que les cueste asimilarlos y que retrasen la ejecución.
Por eso, poner en práctica muchos ejercicios que exigen gran atención por parte del jugador puede terminar teniendo un coste importante en tiempo.
10) No toleres pérdidas de tiempo en las pausas
Los jugadores tienen que estar correctamente aleccionados respecto a lo que deben y no deben hacer al terminar un ejercicio.
Si se quiere aprovechar al máximo cada minuto de la sesión, cada vez que finaliza un ejercicio han de acudir a paso rápido al centro de la cancha para atender a las explicaciones, y en ningún caso se debe permitir que se queden lanzando a canasta.
El ser tolerante con esta conducta solo conducirá a que haya que estar todo el año llamando la atención a los jugadores, por lo que recomiendo ser firme en este punto y dejarlo claro desde un primer momento.
11) Introduce los elementos de aprendizaje al inicio de la sesión
Además de la carga física, los jugadores hacen frente en cada sesión a la carga cognitiva que supone prestar atención al gran número de indicaciones y enseñanzas que les proporcionamos. Esto implica que su capacidad de asimilar conocimientos nuevos se ve reducida según avanza ésta.
Por eso, de cara a un más eficaz aprovechamiento del entreno, es recomendable introducir todo aquello que requiere de un esfuerzo de concentración mental, como es el aprendizaje de cualquier elemento técnico táctico, al principio de las sesiones.
Si dejamos para el final el contenido que requiere de mayor atención, los jugadores se encontrarán agotados física y psicológicamente, y su capacidad de asimilación será menor, lo que significa que tendremos que emplear un mayor tiempo para que aprendan lo que pretendemos enseñarles.
12) Transmite los nuevos conceptos tácticos con anterioridad
Hay jugadores a los que les cuesta asimilar nuevos conceptos tácticos. Eso es una realidad contra la que no podemos luchar.
Pero lo que sí podemos hacer, de cara a aprovechar mejor el tiempo de pista es transmitirles dichos conceptos con antelación, de manera que cuando llegue el momento de trasladarlos a la situación real ya estén más o menos familiarizados.
Esto se puede hacer pasándoles vídeos o PDF´s para que los revisen en casa antes de los entrenamientos donde se van a explicar con detalle, y aunque no hay una garantía absoluta de que los jugadores vayan a prestarles la necesaria atención, sí que puede reducir el tiempo necesario para que la explicación sea asimilada adecuadamente.
Resumiendo
Lo principal que quiero resaltar es que la planificación de una sesión es lo más importante desde el punto de vista de su utilidad. Porque una adecuada planificación te permite hacer frente incluso a los imprevistos, como las bajas de algún jugador a última hora o una lesión durante el entreno.
Si además de diseñar bien la sesión estás preparado para cualquier percance que pueda surgir y tienes en mente que los jugadores deben permanecer activos tanto tiempo como sea posible, lograrás que éstos puedan repetir cada día las acciones planeadas un número mayor de veces.
Esto, llevado a cabo de forma consistente a lo largo del año, les proporcionará un punto más de progreso de lo que hubiesen podido lograr en caso de que hubieses ignorado la optimización del tiempo de tus sesiones de entrenamiento.
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