No eres tan bueno como te crees.
Esto no es nada personal. No es que yo, de manera particular, ponga en duda tu capacidad.
Simplemente que los entrenadores tenemos el convencimiento de ser mejores de lo que realmente somos.
Este sesgo se debe a que por lo general tenemos más presente todo aquello en lo que somos buenos que aquello que nos falta. Y en que, además, es inevitable ser benévolos con las propias carencias.
- Puede que todo el mundo te diga lo mucho que han progresado tus jugadores en el tiempo que han estado bajo tu mando, y te sientas orgulloso de ser un gran formador
- Tal vez en el pasado has sido capaz de reconducir a un jugador conflictivo, y ahora es posible que te auto-percibas como un gran psicólogo.
- Quizás en el último partido dibujaste en la pizarra una jugada a falta de 3 segundos que tus jugadores ejecutaron a la perfección, y ahora piensas que eres un genio de la táctica.
¿Y sabes lo mejor de todo? Que puede ser que todos esos pensamientos se correspondan con la realidad.
Pero ahora quiero que te pares un momento y reflexiones.
Cada día te encargas de resaltar a tus jugadores que deben trabajar duro para incorporar nuevos movimientos y tener una mayor comprensión del juego, que necesitan corregir aquellos defectos que lastran su progreso.
Es decir, cuando trabajas con tus jugadores pones el foco en lo que les falta, no en las habilidades que ya han desarrollado.
Si todo esto lo tenemos tan claro a la hora de guiar al grupo ¿Por qué no nos lo aplicamos a nosotros mismos?
Parece que por el hecho de no pertenecer a la élite aceptáramos en nuestra formación como entrenadores la misma autocomplacencia que criticamos con dureza en nuestros jugadores. Aunque ellos tampoco sean profesionales.
No conozco ningún entrenador que digiera bien las críticas, y a nadie le gusta que le remarquen aquellos aspectos en los que está lejos de hacer las cosas bien. Pero, si no eres consciente de tus limitaciones, nunca podrás trabajar sobre ellas para superarlas .
Confío en que desde ahora las verás con mayor claridad, porque de eso va este artículo. De analizarnos con espíritu crítico, y ver en qué áreas debemos trabajar para ser entrenadores más competentes.

Deja de lado la pizarra
Lo más probable es que cualquier entrenador que se plantea mejorar crea que lo más importante para poder lograrlo es adquirir nuevos conocimientos técnico-tácticos
Pero igual que un niño que saca buenas notas en el colegio no será necesariamente un triunfador en la vida, conocer un mayor número de sistemas, defensas o ejercicios no te hace automáticamente un mejor entrenador.
Definir lo que es ser un buen entrenador no es tarea fácil, pero me atrevería a decir que, además de los conocimientos técnico-tácticos, los grandes entrenadores lo son por la conjunción de una serie de habilidades y rasgos de personalidad.
No cabe duda de que un buen bagaje técnico-táctico es útil y necesario, pero no creo que sea suficiente para marcar la diferencia.
Progresar en la carrera de entrenador es algo que no está bajo control propio. Influyen los resultados de los equipos a los que entrenes, las personas que conoces, las situaciones en las que te ves envuelto…
Pero adquirir ciertas habilidades que no todos los demás emplean su tiempo en adquirir puede darte cierta ventaja.
Cuanto más competente seas, mayores son las opciones de que puedas aprovechar cualquier oportunidad que te llegue. Así que vamos a ver en qué áreas podrías trabajar para convertirte en un mejor entrenador.

En qué puedes mejorar como entrenador
Aquí va un listado de habilidades que considero hacen más completo a cualquier entrenador. No todas son imprescindibles, e incluso puede que creas que en el nivel en el que entrenas actualmente algunas no son ni siquiera necesarias.
Pero no te equivoques. No estamos hablando del entrenador que eres hoy. De lo que se trata es de qué entrenador quieres llegar a ser.
Si realmente no tienes ambición de crecer como entrenador, puedes obviar este contenido, porque no te aportará nada. Pero si todavía no has tirado la toalla y sueñas con codearte con los mejores algún día, es posible que lo encuentres interesante.
Vamos con ello:

«No estamos hablando del entrenador que eres hoy. De lo que se trata es de qué entrenador quieres llegar a ser.«
Edición de Vídeo
Con el scouting siendo una parte tan importante de la preparación de los partidos en las categorías de élite, resulta bastante evidente que no tener ni unas nociones básicas de edición de vídeo resulta un lastre para tus posibilidades de promoción.
Cierto es que los entrenadores jefes no son quienes habitualmente se encargan de esa tarea, pero muchos de ellos han llegado a ese puesto gracias a haber estado previamente como asistentes de otros entrenadores.
Y no puedes aspirar a ser asistente de un entrenador de cierto prestigio si ni siquiera eres capaz de manejar un sencillo programa de edición de vídeo.
Si ya te manejas decentemente en este apartado, quizás puedes tratar de mejorar en acelerar los procesos, o bien en aprender a manejar editores más específicos para el deporte como es el caso de Nac Sport.
Organización
El trabajo de entrenador a ciertos niveles requiere de un grado muy elevado de organización.
El hecho de que prepares tus entrenamientos no es suficiente. Según vayas haciéndote cargo de equipos de mayor categoría, te encontrarás con que necesitas manejar y evaluar más información.
¿Te parece exagerado el llevar un registro de tiro de tus jugadores en los entrenamientos por el hecho de estar entrenando un equipo de base? Pues los hábitos organizativos no se adquieren por ciencia infusa. Requieren práctica. Si algún día aspiras a entrenar a niveles más altos conviene que comiences desde ya a ser un maniático de la organización.
Puedes empezar por crear plantillas para medir todo aquello de lo que quieres llevar registros, o simplemente por organizar por carpetas y temáticas los cientos de vídeos y documentos PDF que acumulas en tu ordenador.
Lo importante no es tanto lo que hagas como que adquieras el hábito de convertirte en una persona organizada y sistemática. La improvisación no tiene demasiada cabida cuando pretendes llegar alto.
Hablar en público
Podría pensarse que un entrenador que en el día a día habla a un grupo de jugadores no tendrá demasiados problemas en hacerlo ante una audiencia más amplia. Pero no es así.
No es lo mismo enfrentarte a un grupo reducido de personas que además están bajo tu autoridad que hacerlo a una gradería llena de entrenadores expectantes de ver qué tienes qué enseñarles.
Cuando un entrenador alcanza cierta notoriedad es bastante común que sea requerido para dar charlas y clinics en eventos de formación, y en esta circunstancia no todo el mundo se maneja con soltura.
Así que si lo de hablar en público te produce cierta ansiedad, puedes comenzar a trabajar esta habilidad a pequeña escala, dando charlas a entrenadores noveles de tu club, y luego ir asumiendo desafíos mayores.
Lo que es seguro es que si no practicas, no puedes esperar resolver la papeleta con brillantez el día que te toque hacerlo.

Marca personal
Esta es sin duda una de las asignaturas pendientes de la mayoría de entrenadores. Por lo general el entrenador de baloncesto prefiere mantener un perfil bajo, y echar mano de contactos, currículums y agentes para encontrar su próximo destino.
La marca personal es, ni más ni menos, que el resultado que se proyecta de tu actividad pública, y por lo tanto no es algo que pueda improvisarse, sino que necesita de una planificación y un propósito.
Tu actividad en redes sociales es parte de cómo construyes tu marca personal. Tu exposición ante el mundo del baloncesto determina cómo te ven y por lo tanto condiciona tus oportunidades laborales.
Un ejemplo de marca personal es, sin ir más lejos, este sitio web, a través del cual me expongo de manera pública, con las ventajas e inconvenientes que ello conlleva.
Pero ten por seguro que la construcción de una marca personal puede generar oportunidades insospechadas. Nunca sabes quién está al otro lado, qué idea se ha formado de ti, y lo que puede ofrecerte.
Entrenamiento mental
El perfil de un entrenador de baloncesto no es el de un psicólogo, ni pretende sustituirlo, pero sí que debe tener unas ciertas nociones en lo que se refiere a mecanismos a través de los cuales se puedan implantar ideas y patrones de comportamiento en otras personas.
Por lo general casi todos echamos mano de la intuición o lo que nos dice el sentido común para tratar de entrenar mentalmente a los jugadores ante los desafíos y situaciones a las que habrán de enfrentarse.
Pero este no deja de ser un enfoque amateur. Si de verdad quieres saber el modo de entrenar mentalmente a tus jugadores necesitas conocer herramientas probadas en el campo de la psicología.
Puede que tu club no disponga de los medios para contratar un psicólogo, pero si te tomas en serio tu formación, quizás no esté de más que seas tú mismo quien se forme a nivel particular para aprender técnicas con las que poder proporcionar a tus jugadores el mejor entrenamiento mental.
Evolución del juego
La esencia del baloncesto permanece a lo largo del tiempo, pero los matices que se incorporan al juego son muchas veces el factor que marca la diferencia.
Lo que sucede es que esas aportaciones o novedades son tan sutiles que pasan desapercibidas a primera vista, y solo tomas conciencia de que te has quedado desactualizado cuando al cabo de un tiempo comienzas a escuchar a otros entrenadores mencionar conceptos de juego que te resultan ajenos.
La información más relevante acerca de las novedades del juego suele estar en inglés, así que la mejor forma de mantenerse al día es suscribirse a boletines y mirar vídeos en este idioma.
Pero, ¿Qué pasa si no dominas el inglés? Tranquilo. Hay otros modos. Puedes seguir a algunos analistas muy interesantes en Twitter como Marc Castillo o Rafi Rubiano, por mencionar solo un par de ellos.
O también puedes visitar regularmente esta web, donde yo me encargaré de traerte esas novedades más recientes para que puedas estar siempre al día.
Control de las emociones
Un entrenador no puede permitirse el lujo de dejar que sean sus emociones las que tienen el control. Estar en el banquillo requiere un mínimo de frialdad y distancia que permita pensar, y no solo reaccionar a lo que acontece en la cancha.
Es cierto que hay entrenadores más calmados y otros más temperamentales, pero incluso estos necesitan tener control sobre sí mismos para hacer correctamente su trabajo.
¿Qué puedes hacer si los nervios, la tensión o el miedo te han superado en algún momento decisivo? Prometerte que no dejarás que vuelva a ocurrir y formarte para ello.
Da igual si decides contratar a un profesional para que te guíe en ese camino o si eliges comprarte un libro y tratar de aprender por ti mismo. Lo que cuenta es que asumas que es una debilidad e intentes trabajar para mejorarla.
Feedback
Uno de los aspectos que pasa más desapercibido en general es la importancia que tiene el feedback que proporcionamos a los jugadores.
No hablo únicamente acerca de aquello que les decimos, sino de cómo se lo decimos. Ese «cómo» es la gran diferencia en muchos casos entre que un jugador acepte de buen grado nuestras indicaciones o las ignore.
Con este tema ocurre lo mismo que he mencionado en relación al entrenamiento mental. La forma en la que corregimos o nos dirigimos al jugador suele ser la que nuestro criterio nos dice que es la más adecuada en cada momento, pero a decir verdad, no tenemos elementos de juicio válidos para valorar si lo que hacemos está bien o no.
Si eres consciente de la importancia que el feedback que das a los jugadores puede tener en su actitud y progreso, mi recomendación es que trates de formarte al respecto.
¿Por donde empezar? El curso sobre feedback deportivo de Assesport Academy impartido por un excelente profesor como Manu Santos puede ser un primer paso.

Idiomas
Con una competencia tan brutal como la que existe en el gremio, no dominar el inglés es un lujo que no te puedes permitir si esperas ascender en el escalafón.
El inglés es el idioma por excelencia en este deporte y hace ya mucho que dejó de ser opcional. Cada vez se ven menos entrenadores que cuentan con un ayudante que haga de traductor, porque, sencillamente, entrenadores capacitados con un nivel de inglés que les permita comunicarse con jugadores extranjeros ya hay muchos.
Así pues, el inglés es el idioma en el que debes centrar todos tus esfuerzos. Si además dominas algún otro, mejor que mejor, porque te puede abrir puertas en el extranjero.
Pero aunque no tengas expectativas de irte a entrenar fuera necesitas trabajar en tu manejo del inglés. Si es tosco, que sea decente. Si es decente, que resulte fluido. No puedo destacar lo suficiente la importancia que tiene el inglés para un entrenador con aspiraciones.
Relaciones Públicas
Tus habilidades como entrenador no siempre son suficientes como para abrirte puertas. El factor humano, en forma de afinidades y simpatías, juega un papel muy importante a la hora de poder acceder a algunas oportunidades. Es por esa razón que las relaciones públicas existen en todos los ámbitos.
Pero, ¿Cómo encaja esto en la carrera de un entrenador? Sencillamente entendiendo que hay que mantener unos mínimos de cordialidad en la interacción con colegas y que, sin caer en el peloteo, nunca está de más hacer saber a otros entrenadores tu opinión cuando crees que han hecho algo bien.
No es milagroso, ni vas a conseguir un empleo dando likes a las publicaciones de un entrenador en Twitter. Pero es un comienzo. Una forma de romper el hielo, de escapar del anonimato. De hacerle saber que existes y que lo que ese entrenador opina o publica es de tu agrado.
El modo en el que seas capaz de tirar de ese hilo y como te conduzcas en un hipotético contacto posterior va a ser mucho más determinante, pero probablemente todo será más fácil si el acercamiento es progresivo y natural.
En este caso es a ese acercamiento a lo que me refiero con el concepto de Relaciones Públicas.
Hablar con los medios
Como entrenador eres la cara y la voz de tu club, y por tanto la imagen que proyectas de ti mismo se traslada al club al que perteneces.
Hablar ante un periodista no es lo mismo que hacerlo ante los amigos, y no digamos ya si en vez de uno se trata de un grupo de ellos que no sienten especial simpatía por ti a raíz de una mala racha de resultados.
Esas situaciones no se resuelven improvisadamente. Es necesario adquirir experiencia en el camino para que cuando se presenten tengas la templanza necesaria para afrontarlas con éxito.
Si entrenas en un equipo menor puedes pedir a algún miembro de tu club que organice entrevistas aunque sean solo a nivel interno. Obsérvate, analiza tu lenguaje no verbal, si tienes coletillas, si te atrancas a la hora de explicarte…En definitiva. Trabaja para ser capaz de enfrentarte a un micrófono y salir airoso.

Conclusión
Es imposible ser bueno en todo. Por eso muchas veces los entrenadores nos apoyamos en personas que tienen un mayor dominio de disciplinas íntimamente relacionadas con este deporte, como preparadores físicos o psicólogos deportivos.
Pero no por eso hay que renunciar a ser un entrenador lo más completo posible.
La realidad es que, para que cualquiera de nosotros ocupe un banquillo, tiene que haber un director deportivo que nos considere como la mejor de todas sus opciones posibles.
Cuanto más arriba se sitúa ese banquillo, las opciones que ese director deportivo maneja tienen una mayor cualificación, de manera que si tienes ambición has de hacerte a la idea de que tus rivales serán siempre entrenadores de alto nivel. Gente preparada, inteligente y curtida en mil batallas.
Todos sabemos de la necesidad de estar al día en cuanto a las tendencias de juego, pero probablemente no nos hemos parado a pensar mucho acerca de qué otras cualidades podemos incorporar para crearnos un perfil que haga nuestra candidatura más atractiva.
Con este artículo he pretendido que cualquier entrenador tome conciencia de que el camino a los banquillos de prestigio no se logra únicamente mejorando la formación técnico-táctica y de que poseer una base de conocimientos y habilidades lo más amplia posible, puede ayudarle en la consecución de sus objetivos profesionales.
0 comentarios